563. (I)Self-love is the love of self and all things in terms of self. It makes men self-worshippers and would make them tyrants over others if fortune gave them the means. It never pauses for rest outside the self, and only rests upon other subjects as a bee upon flowers, to extract from them its proper food. Nothing is so headstrong as its desires, nothing so well concealed as its designs, nothing so devious as its methods; its suppleness is beyond description; its transformations surpass those of the metamorphoses, its complexities go beyond chemistry. We can neither plumb the depths nor pierce the shades of its recesses in which, hidden from the sharpest eyes, it takes a thousand imperceptible twists and turns, and is often invisible even to itself and unknowingly conceives, nourishes and brings up a vast brood of affections and hatreds. Some of these are so monstrous that when they are brought to light it hesitates to own or outright disowns them. From the enveloping darkness come the ludicrous ideas it has about its own nature, its errors, its ignorance, its silly mistakes. It leads itself to believe that its passions which sleep are dead and to think that it has lost all appetite for that of which it is sated. But this thick darkness that conceals it from itself does not hinder it from seeing perfectly that which is out of itself, just as our eyes behold all, and yet cannot see our own self. In fact, in great concerns and important matters when the violence of its desires summons all its attention, it sees, feels, hears, imagines, suspects, penetrates, and divines all, and one is tempted to believe that each of its passions has a magic power proper to it. Nothing is so close and strong as its attachments, which, in sight of the extreme misfortunes which threaten it, it vainly attempts to loosen their hold. Yet sometimes, without any trouble or delay, it can do things that it failed to do with its whole power for years. From all this, we may reasonably conclude that its desires are inflamed by itself alone, rather than by the beauty and value of its objective, which is given its price and luster by its tastes alone. When it pursues things that are to its liking it is running after itself, for that is really what it likes. It is made up of all the opposites: it is domineering and obedient, sincere and deceitful, merciful and cruel, timid and daring. Its inclinations vary with the varying temperaments that bend its energies now toward glory, now toward riches, now toward pleasures. It changes according to our age, our fortunes, and our hopes; it is quite indifferent whether it has many or one desire, because it can split itself into many portions, and unite in one as it pleases. It is inconstant, for apart from changes resulting from outside causes, countless others are arising from within itself. It is inconstant through inconstancy, shallowness, love, thirst for novelty, weariness, or satiety. It is capricious, and at times you can see it work with intense eagerness and incredible labor to obtain things of little use to it, or which are even harmful, but which it pursues because it wishes for them. It is silly, and often throws its whole energy on the utmost frivolities. It finds all its pleasure in the most vapid matters and places its pride in the most contemptible. It is seen in all stages of life, and in all conditions; it lives everywhere and upon everything; it subsists on nothing; it accommodates itself either to things or to the want of them; it goes over to those who are at war with it, enters into their designs, and, this is wonderful, it, with them, hates even itself. It conspires for its own loss, it works towards its own ruin, caring only to exist, and providing that it may be, it will be its own enemy! We must therefore not be surprised if it is sometimes to the rigorest austerity enters brazenly into partnership toward its own destruction, for the moment of its defeat on one side is that of recovery on the other. When you think it has given up what it enjoys, it is merely calling a temporary halt or ringing the changes, and at the very time that it is vanquished and you think you are rid of it, back it comes, triumphant in its own undoing. Such is the picture of self-love, whose whole existence is but one long agitation. It may be fittingly likened to the sea, the ebb and flow of whose unceasing waves there is a faithful picture of the stormy succession of its thoughts and its eternal restlessness. (Edition of 1665, No. 1.)
El amor propio es almor de si mismo y de todas las cosas por si. Hace á los hombres idólatras de si mismos y tiranos de los demás, si para ello les presenta medios la fortuna. Nunca descansa fuera de si, ni se detiene en los objectos extraños, sino como las abejas sobre las flores, para sacar de ellas lo que le conviene. Nada hay tan impetuoso como sus deseos; nada tan oculto como sus designios; nada tan sagas como su conducta. No puede representarse su sagacidad: sus transformaciones exceden las de las metamorfósis, y sus refinamientos los de la química. No puede sondearse la profundidad ni penetarse las tinieblas de sus abismos. Aquí se oculta á los ojos mas linces, y dá mil vueltas y revueltas insensibles: alli es regularmente invisible á si mismo; concibe, nutre y formenta, sin saberlo, un numero infinito de afecciones y de ódios. Forma tales monstruos, que cuando los ve los desconoce, ó no puede resolverse á confesarlos. De esta noche que le rodea provienen las ridiculas persuasiones que tiene de si mismo: de aqui dimanan sus errores, sus ignorancias, sus groserias y sus inepcias. De aqui nace que cree estar muertos sus sentimientos, cuando solo estan adormecidos; imagina que no tiene gana de correr cuando se pára, y piensa haber perdido todos los gustos que ha satisfecho. Pero estas densas tinieblas que le ocultan á sí mismo, no le impiden ver perfectamente lo que está fuera de si; semejante en esto á nuestros ojos que lo ven todo, y son ciegos solamente para si mismos. Efectivamente: en sus mayores intereses y en sus mas importantes negocios, en que la violencia de sus deseos llama toda su atencion, ve, siente, oye, imagina, sospecha, penetra, lo advina todo: de modo, que se puede creer que tiene cada una de sus pasiones una especie de mágia. No hay ligaduras tan fuertes como las que le atan á sus caprichos, y que procura inutilimente romper á vista de las infelicidades extremas que le amenazan; hace no obstante algunas veces, en poco tiempo y sin esfuerzo, lo que no ha podido con todos aquellas de que es capas en el discurso de muchos años: de donde podemos concluir con bastante versimilitud, que por el mismo se encienden sus deseos un mas ue por la belleza y mérito de sus objetos; que su gusto es el precio que los realza, y el artificio que los hermosea; que corre en pos de sí mismo, y que sigue su gusto, cuando sigue las cosas que son de su gusto Él es todos los contrarios: es imperioso y obediente, sincero y disimulado, piadaso y cruel, timido y audas. Él tiene diferentes inclinaciones segun la diversidad de temperamentos que le constituyen y le inclinan, ya á las riquezas y ya á los placeres. Estos los varia segun la variedad de nuestras edades, de nuestras fortunas y de nuestras experiencias: pero le es indiferente tener muchos ó uno solo; porque se reparte en muchos, y se junta en uno cuando y como quiere. Es inconstante; y tiene ademas de las mutaciones que nacen de causas extrañas, una infinidad de otras que provienen de si y de su fondo propio. Es inconstante en inconstancia, en ligereza, amor, novedad, trabajo y disgusto. Es caprichoso, y vemos trabajar á veces con el mayor ahinco y con afanes increibles por obtener cosas que no le son ventajosas, y que aun le dañan; pero que anhela, porque las quiere. Es extravagante; y porlo regular se empapa en las cosas mas frivolas, halla todo su placer en las mas fútiles, y conserva toda su fortaleza en las mas despreciables. Se habla en todos los estados de la vida y en todas las condicíones: vive en todo, de todo, y de nada. Se acomoda con las cosas y con la privacion de ellas; pasa tambien al partido de los que le hacen la guerra, y toma parte en sus designios: y, lo que es admirable, se aborrece á si mismo con ellos, conspira para su perdicion, y trabaja tambien en su ruina. No cuida en fin mas que de ser; y con tal de ser, quiere de buena gana ser su enemigo. No hay que maravillarse de que se junte á veces á la mas severa austeridad, ni de que se una tan valerosamente con ella para destruirse, porque al mismo tiempo que se arruina en una parte, se restablece en otra. Cuando pensamos que abandona sus placeres, no hace mas que suspenderlos ó cambiarlos; y aun cuando es vencido y le creemos desbaratado, le volvemos á hallar triunfante en su propia derrota. Esta es la pintura del amor propio, que continuamente nos agita durante nuestra vida: el mar es su mas paracido retrato, y el flujo y reflujo de sus olas la mas fiel expresion de la turbulenta sucesion de sus pensamientas y de sus movimientos eternos. [1824 Translation – Preface]