Entre el asedio y la indiferencia, más de dos millones de personas se enfrentan a una catástrofe humanitaria sin precedentes. La imagen ya es un arquetipo del apocalipsis humanitario de nuestro tiempo: una madre rebusca entre los escombros de un edificio bombardeado, no en busca de supervivientes, sino de algo que sus hijos puedan comer. Su rostro es un lienzo de agotamiento. Esta escena, multiplicada por cientos de miles, es la realidad diaria en la Franja de Gaza.