En última instancia, Agustín no solo es un diseñador gráfico, sino un narrador visual. Sus diseños trascienden lo convencional y cuentan historias que resuenan con audiencias de todos los ámbitos. Su habilidad para combinar imaginación, técnica y empatía lo coloca en la cima de su campo y lo convierte en un verdadero icono del diseño gráfico contemporáneo.